¿ES EL DESTINO O LA
CASUALIDAD?
Cuando ocurre una
catástrofe como la que hace poco nos ha sacudido; viene siendo habitual leer en
los periódicos, o escuchar en la televisión aquello de: "Un cambio de
planes de última hora le salvo la vida". Y me pregunto si ese cambio de
última hora tiene algún sentido. Me pregunto muchas veces si tiene algo que ver
el destino de cada uno de nosotros. Si ya tenemos prefijado el día en el que
nos tenemos que marchar. Y hasta que no cumplimos lo que vinimos a hacer en
esta vida, permanecemos aquí a la espera de que se realice. Tengo un amigo que
estando trabajando en la restauración de la Seo, se cayó desde una altura de 20
metros por el andamio abajo y solo se rompió el omóplato. Sin embargo, hay
otros que con una simple caída se matan. Personalmente puedo decir que en
muchas ocasiones he estado al borde de cruzar el río Estigia. Por si acaso las
intuiciones son verdad; solo desearía no fallar cuando se presente la
circunstancia por la que, se supone, he venido a este mundo. Pero la noche es
tan oscura, las dudas tan grandes y la tentación tan fuerte, que solo me
queda la estrella Polar para encontrar el norte.
NO SOPORTO A LOS VALIENTES
Me
gustan los cobardes que dicen las verdades a la cara. No soporto a los
valientes que te clavan sucesivamente el puñal por la
espalda. Y cuando les llevas la contraria, se sienten ofendidos y te
insultan. Me gustan los que van a la montaña con
temor. Y me disgustan los valientes, seguros de
sí mismos, que hacen caer a otros. Sobre todo, me
gustan los muy, muy cobardes que se tiran sin pensárselo dos
veces para salvar a quienes el valiente perdió. Me
sacan de quicio los valientes que se meten en los partidos
políticos para medrar, aduciendo estar comprometidos y ¡bla, bla,
bla! Y una vez lo consiguen, utilizan su puesto para sus
venganzas personales. Me producen ternura aquellos
cobardes que cantan las 40 a éstos sinvergüenzas a
pesar de lo que les pueda pasar. Estoy en guerra contra esos
valientes que encabezan las manifestaciones para figurar,
no les creo. Cobarde sí, no sabes cuánto. Pero ten
cuidado. Estoy en guerra contra ti que eres de esos, y te lo
digo en la cara, ¡cuídala! No sea que te la parta con un
beso. Tú, si tú. El que está leyendo
estas palabras. Estoy contra ti y contra todo lo que
tú representas. Habláis, y cuando lo hacéis, vuestras
palabras saben a muerto. Tú ya sabes a quién me refiero
EL EGOÍMO DEL
CLIENTLISMO POLÍTICO Y DE LOS GRUPOS DE PRESIÓN
Podría hablar de
Grecia y su corralito, pero no, ¿para qué voy a abrir la boca, si no sé qué
decir? Podría decir algo sobre las jubilaciones a los 52 años de los peluqueros
y de otros profesionales griegos. Pero no, para qué si no comprendo nada.
También podría hablar de lo que le dijo una guía turística a un cliente mío
estando éste de vacaciones en Atenas. Cuando se percató de que la gran mayoría
de las casas que hay en la ciudad, están inacabadas debido a que de esta
manera, la gente del lugar se ahorra de pagar el IBI. Pero no, no creo
necesario hablar del asunto. Tampoco voy a insinuar nada sobre la lógica
situación en la que se encuentra Grecia, dada su ineficaz administración, creo.
De lo que sí quisiera hablar largo y tendido, es del egoísmo en general y en
particular, del griego: del egoísmo traducido en clientelismo político y el de
los grupos de presión. Unos por querer perpetuarse en el Gobierno y otros, por
querer sacar tajada de esa ansia. Como decía mi madre: "Unos por otros, la
casa sin barrer". ¿Tenemos lo que nos merecemos? Para qué voy decir más...
LA AMABILIDAD DE
NUESTROS PUEBLOS
El jueves Santo llegué
a Montalván a las 18 horas. Bajé caminando por la ribera del río Martín hasta
Obón. Debido a las últimas lluvias, el río se llevó con él las pasarelas y en
muchas ocasiones tuve que meterme en él para cruzarlo. Llegué a mi destino a
las 23 horas. El encargado del albergue "La Marisica"; un chico
joven, estaba departiendo animadamente con sus amigos en la plaza del pueblo.
Le pregunté si tenía una habitación libre y me dijo que no. pero que si no me
importaba dormir en un colchón en el suelo, algo se podría hacer. Le dije que
encantado y después de cenar, fuimos los dos al albergue. Me ofreció la sala de
calderas para secar mis ropas. El desayuno del día siguiente. Y una habitación
donde tendió el colchón. Le pregunté cuánto había que pagar por todo y me dijo
que nada, que no podía cobrarme por dormir en el suelo. No me pidió el DNI ni
el nombre ni nada. Cuando entramos en el comedor, unos chicos jóvenes estaban
tomando café, torta típica del pueblo y licores. Enseguida me invitaron a
sentarme con ellos y compartir sus manjares. Después sacaron una guitarra y nos
pusimos todos a cantar. Al día siguiente, mientras me dirigía caminando hacia
Alcaine por el cañón del río Martín, pensé escribir un artículo en
agradecimiento al encargado del albergue por todas sus atenciones, por su buena
fe y el buen rato que pasé aquella noche gracias a él. Gracias Obón por tu
acogida, nunca se me olvidará.
EL MONTE, LA NIEVE Y LAS RAQUETAS
El monte se torna mujer cuando lo cubre la nieve. Sus
lomas atormentadas, se convierten en suaves caderas. Sus enhiestos picos
se transforman en romos senos cuando ella, rendida, cae desde arriba a sus
pies. Es un peso que no pesa y no molesta, ella se está quieta. Su
nervioso relieve se desahoga cuando ella atiende a sus requerimientos, se
recuesta mansamente sobre él. Y lo calma y le besa y le acaricia y le susurra
al oído y le cubre poco a poco, copo a copo de un manto de néctar blanco,
que a él le sabe a gloria. Penetra la nieve, lo cala hondo y lo deja preñado de
esperanza. Con el deshielo, regará con su semen el resto de la tierra. Y flores
en primavera parirá la tierra sin dolor... Domingo 22 de febrero, día del
raquetista en Aragón. Hoy, la Federación de Montañeros ha fletado dos autobuses
para que podamos disfrutar de la nieve. Nos ha regalado un viaje estupendo en
bus, una mochila y un vaso de caldo. Todo por 12 euros, ¿no es esto un regalo?
Todo ha salido a la perfección: mucha nieve, el día nos ha respetado, el viaje
tranquilo... En fin, todo. La Asociación de Montañeros de Aragón también
colaboró en la organización del evento. Ellos han sido los que nos han guiado y
han velado en todo momento por nuestra seguridad, y como siempre, han estado
intachables. Levanto mi copa desde aquí para felicitarles por el día tan
agradable que nos habéis hecho pasar. Muchas gracias a todos, chicos.
¿POR QUÉ ESCRIBIR?
Escribir es
hablar contigo mismo, oírte decir las cosas, relamer las palabras, contarlas,
elegirlas para que suenen mejor, más bonito... Hay ego en esto. Por otra parte,
cuando se escribe para otro u otros, todavía hay más ego. Una vez le pregunté a
un escritor: "¿por qué escribir un libro si hay tanto escrito?". Y él
me respondió: "Es bueno tener algo de ego". Aunque no me quedé muy
satisfecho con la respuesta, no volví a preguntar. Siempre me han dicho que
tener ego es malo, así que esperaba encontrar por mí mismo la respuesta. Y creo
que la he encontrado, me explico: "Supongamos que yo fuera médico y
quisiera triunfar en mi campo en el sentido de ganar fama, prestigio, además de
dinero y posición. Si yo lo consiguiera a través del descubrimiento de alguna
vacuna, mucha gente se beneficiaría de mi hallazgo, ¿verdad? Pero mi intención
primera no era salvar vidas, sino ganar poder. Yo estaría enfocando mal las
cosas, mas, el resultado sería el optimo. Estimo que la educación que nos dan
en los colegios, va más en el sentido del ego. El sentido del culto a la
imagen, y menos en el de hacer las cosas por amor a la sabiduría y por ende,
amor al prójimo. La verdad es que, muchas veces me pregunto cuál es la razón
por la que escribo y, sinceramente, creo que lo hago en primer lugar, porque
soy egoísta. Quizá necesite el reconocimiento de los demás para yo reconocerme.
Esto es una dependencia que de momento me esclaviza, pero me ayuda a trabajarme
mi autoestima. Y eso, sí que le puede ayudar a alguien que me esté escuchando.
Le pregunté una vez a un psiquiatra: "Si sube la autoestima, ¿qué es lo
que baja?". Y él me contestó: "Baja las depresiones". Gracias a
los periódicos. Gracias a los que, por accidente o no, me leen. Y sobre todo,
gracias a todos por hacerme sentir útil.
SI NOS ROBAN LA PAZ,
NOS QUITAN LO MEJOR
Leyendo en el
HERALDO del día 24 de febrero lo ocurrido en Fuentes Claras, me ha venido a la
cabeza algo que me sucedió no hace mucho: "resulta que una banda de
delincuentes andaba limpiando las tiendas del barrio de San José en Zaragoza.
Lo hacían al mediodía, aprovechando que muchos de nosotros no cerramos las
persianas de nuestros negocios. Pues bien, para no ser yo menos que los demás,
también a mí me limpiaron la caja y me rompieron el cristal. Desde entonces,
estuve una larga temporada cerrando la persiana y dejando la caja sin un
céntimo. Los cacos no solo me quitaron el dinero, sino que se llevaron con él
mi paz. Hasta que un día dije ¡basta! Y les puse un cartel en el cristal que
decía: "Querido ladrón: en la caja no hay dinero. Pero si quieres, yo te
podría ayudar a encontrar un trabajo mejor". A partir de ese día volví a
dejar mi persiana abierta al mediodía". No debemos de consentir que nos
inoculen el miedo con estas cosas, porque nos robarían lo mejor de nosotros. La
hospitalidad, la gente campechana, la generosidad con la que dan la bienvenida
a los extranjeros en los pueblos son tradicionales, forma parte de nuestra
cultura, es nuestra forma de ser. Recuerdo que antes solían dejar las casas
abiertas y cuando alguien visitaba el pueblo, la gente le obsequiaba con frutos
del campo. Si hay algo que maravilla a los que hacen el camino de Santiago es
precisamente esto, que los campesinos los reciben con los brazos abiertos.
Considero que somos dueños de nuestro miedo. No consintamos que nos roben
también la paz.
OMAR SHARIF O EL ARTE
DE DEJARSE HACER
Cuando se elige una
profesión, no solo se escoge un trabajo. No solo se designa una forma de
ganarse la vida. No es una decisión cualquiera, como aquel que se compra unos
pantalones. Cuando decidimos a lo que nos vamos a dedicar el resto de nuestros
días, seleccionamos un camino. Es como aquel que nombra a un profesor para que
haga de él, un profesional. En realidad, la obra de arte no está fuera; somos
nosotros, eres tú. Está en potencia, y el amor por el trabajo que hemos adoptado,
será nuestro guía para que aflore. Al igual que a Federico García Lorca,
a Omar Sharif también le afloró. Él era el objeto labrado. Y sus
obras, no son más que el producto de lo que tenía en su interior. Cada una de
sus películas, hacían en él el mismo efecto que un martillazo en el mármol.
Cada una de las poesías de García Lorca, fueron como la raspadura de un cincel.
La herramienta tan solo fue quitando lo que sobraba y dejando lo que ya era
desde el principio. Dicen que no hay nadie imprescindible, y puede que tengan
razón. Pero, sí somos insustituibles. Nadie volverá a interpretar las películas
como lo hacía Omar Sharif, nadie volverá a escribir poesías como lo hacía
Federico. El amor es un martillo, es un pincel, es una pluma, es una cámara...
Solo hay que dejarse hacer.
"LA TIRITA ANTES
QUE LA PUPA"
Hoy, como todos
los días fui a comer a las 13:30. Cuando llegué a la calle Miguel Servet, vi a
dos niños que iban en patinete a toda leche por el medio de la calzada. Me
llevé las manos a la cabeza y cerré los ojos. Sonó un frenazo y tras él, un
golpe. Los dos niños salieron volando por los aires hacia la pared. Un coche
que venía con prisa por la calle del Hermano Adolfo para coger el
semáforo en verde, al girar en dirección al Pilar se topó de morros con el
coche accidentado. No pudo evitar chocar con él. La colisión fue tan fuerte que
lo desplazó a la calzada del sentido contrario. Otro coche que venía de frente,
por tratar de esquivarlos se empotró en una frutería desparramando toda la
fruta por la acera. Un camión que venía de Alcañiz a descargar en el Mercado
Central, saltó por los aires y al caer al suelo se prendió fuego. Una moto que
apareció de súbito en la escena del accidente, resbaló con el aceite que había
esparcido en la calzada y se vino al suelo. Hubo una explosión ensordecedora,
quemando todas las casas colindantes. En ese preciso momento abrí los ojos y, y
soplé de alivio. Todo había sido producto de mi imaginación, menos mal-me
dije-. Fui a la frutería donde habían entrado los del patinete y hablé con la
que, se suponía que era su madre para denunciarlos. Les expliqué lo que podía
haber pasado y en todo momento me dieron la razón. Reprendieron a los
inconscientes chavales, ellos pidieron perdón y prometieron no hacerlo más.
¡QUÉ CABECICA TIENE EL OTOÑO!
Pues no termina de
llegar el otoño, no ¿qué le pasará? Todo está preparado para que le dé una mano
a los montes y a las praderas. El caballete, la paleta, las pinturas y los
pinceles están listos ya. Incluso se han apresurado en colocarle una fina
alfombra de hojas para darle la bienvenida. ¡Qué detalle! A estas alturas, los
árboles desean vestirse de tierra, están ansiosos por irse a soñar. Fatigados
están de tanto trabajo como han realizado. Quieren desnudarse e irse a dormir,
ya no pueden más. Pero el otoño no viene, ¿qué le pasará? Seguro que se le
habrá olvidado algo y habrá tenido que regresar. ¡Qué cabecica tiene el otoño!
Es que ya no queda seriedad. Esto en mis tiempos no pasaba, todas las
estaciones llegaban puntuales a su cita. En mis tiempos; cuando quedabas,
quedabas y nada más. Con un apretón de manos, sobraba. Hoy todo está cambiando
que es una barbaridad. Hoy no queda respeto, ni la palabra es palabra, ni
"na de na". A ver cuando se digna su excelencia en hacer acto de
presencia, que el respetable tiene ganas de irse a descansar.
EL CONCEPTO QUE TENEMOS SOBRE EL VALOR DE LA
VIDA HUMANA
Decía
Sócrates que una experiencia en la que no se ha meditado, es una experiencia
perdida. Pues bien, no quiero dejar pasar esta oportunidad para meditar en voz
alta en lo que ha pasado en España a raíz de que el Gobierno decidiera
repatriar al misionero Manuel García Viejo. Ya se sabía desde hace mucho tiempo
que, en África, cientos de personas estaban muriendo por el virus ébola. Mas,
ningún grupo social dijo nada. Nadie se ponía manos a la obra. Ningún país dijo
esta boca es mía. Tampoco las farmacéuticas dijeron nada. Yo tampoco. Solo los
misioneros estuvieron allí, ¿sí? Se infecta Manuel, y el Gobierno decide
repatriarlo. Unos dicen que bien, otros que para qué. Muere García Viejo. A los
pocos días aparece Teresa Romero infectada. El Gobierno, por precaución,
decide sacrificar al perro de Teresa. El marido de ésta cuelga un vídeo en
internet pidiendo ayuda para que no lo maten. Mientras África muere, aquí
se organiza
la de Dios en defensa del perro. Surgen otros casos de contagio por el virus
ébola en Estados Unidos y Alemania. Muchos países se suman en la ayuda a
África, entre ellos está España. Por duro que esto sea, hay que reconocer el
origen del mal. No ya para destruir a las personas, sino porque toda curación
procede de un buen diagnóstico de la enfermedad. Y según se desprende de lo
anteriormente expuesto; la verdad es que produce más alarma social el
sacrificio de un perro, que la muerte cierta de miles de personas en el tercer
mundo. Y Teniendo en cuenta este factor, cualquier cosa se puede comprender
mejor. Dice un refrán popular: "Cuánto más conozco a las personas, más me
gusta mi perro". Ahora comprendo este revuelo, ¡puf! Tenía razón Sócrates,
hay que meditar. Quizá en esto resida la curación de todos nuestros males...
FRANCISCO GINER DE LOS
RÍOS O LA SOLEDAD DE LOS HOMBRES
Hace
100 años que murió Giner de los Ríos. Y parece que fue ayer, porque su huella
aún perdura en nosotros. Evidentemente no tuve el placer de conocerlo,
pero lo poco que sé de él, me remueve los instintos maternales que no tengo.
Aunque de ser mujer, me hubiese gustado haberlo parido. Puedo imaginarme los
obstáculos que se encontraría en su camino. Obstáculos que quedan resumidos en
el refrán castizo que dice: "Más vale malo conocido, que bueno por
conocer". ¡Qué pena! Muchos de los que hoy lo alabamos; de haber sido
coetáneos suyos, quizá le hubiéramos puesto de vuelta y media. Porque todo lo
nuevo produce miedo y rechazo. "A toro pasado, todos somos Manolete",
dice otro refrán. Hoy reconocemos su valía y valentía. Pero, cuántos hay
hoy día, que como él proponen otras maneras de hacer y se ven criticados y
marginados, crucificados en aras del inmovilismo. A Giner no lo mataron con
cicuta como a Sócrates por pervertir a la juventud, pero hay muchas formas de
asesinar. Como hay también muchas formas de dejar vivir. Se cumple hoy el
centenario de la muerte de un adelantado a su tiempo. Pero la historia es como
las agujas de un reloj. Obstinadas en contar los movimientos de su péndulo una
y otra vez sin ningún sentido, como Sísifo con su piedra. El sentido no es lo
que hizo, sino su forma de afrontarlo, su disposición y la aceptación de las
consecuencias que ello le reportó. En muchas ocasiones, la soledad es el precio
que hay que pagar por atreverse a decir o realizar lo que es políticamente
incorrecto. Una y otra vez la historia nos lo demuestra: Sócrates, Jesús,
Gandhi, Martin Lutero, Miguel Servet, Juana de Arco, etc. A sabiendas de lo que
les podía pasar, pagaron con su vida el tremendo crimen de decir lo que
pensaban. Pero gracias a su sacrificio, hoy podemos decir que estamos dando
pasos en la consecución del conocimiento, ¡qué paradoja!
ERASE UNA VEZ ZARAGOZA EN UNA MACETA
Aquí
vivo, en ti Zaragoza adoptiva. Aquí vine montado, no por casualidad, en
una cálida brisa que me dejó plantado en una maceta... Eché raíces rodantes,
aunque no son profundas, me permitieron dar alguna que otra vuelta por el mundo.
Aquí me salieron tres ramas; sin embargo, me cortaron una. Aquí me salieron
alas en la imaginación para ir a donde yo quisiera. A las montañas
aladas, a las que voy volando siempre que quiero. Ella es mi amada, y yo soy su
ruiseñor. A ella le pío y ella me da de comer en la boca y yo le aleteo con las
alas así: "¡blublublu!"... Ella me comprende y yo la siento sin decir
nada y me hace el amor y yo le sonrío y no le digo ni pío... En ella mi alma se
sosiega y se rebela y se calma y se revoluciona y se extasía... Las raíces
me enraízan y las alas me dan alas. Para volar sobre los pinos, ibones y
cordilleras. Zaragoza: llegué a ti como me he de ir, con las manos vacías y el
corazón lleno. Mas, he de confesarte que pude vivir sumergido en mi mundo
de cuentas, cuentos y descuentos. No obstante, entremedio hubo de todo y
en otros momentos me hiciste feliz.
CANTO
AL BANDOLERO JUAN ESPÉS “EL GREÑICAS”
No
hace mucho, subí a la Muela que hay en Montalbán. Al llegar arriba, me encontré
con un cartel que indicaba la situación de la cueva donde se escondía el
bandolero “Greñicas". Al llegar a casa, me puse a indagar en Internet
sobre la vida de este hombre. Y sentí compasión por él, decía así: "A finales del siglo XIX, Juan Espés se vio
obligado a esconderse en el monte por haber desafiado a un adinerado y
apoderado cacique de Montalbán al enfrentarse a él por los abusos que cometía
contra los pobres y al que dejó malherido tras su pelea. Tuvo
que huir y encontró refugio en el macizo de la
Muela”… Así empieza la leyenda de este hombre y, después de muchas
vicisitudes, se cree que exilió en Francia, aunque yo lo dudo... Me
dije:"¡qué mal tratamos a nuestros mejores hombres!", y quise
contribuir con esta humilde poesía para subsanar tanta injusticia : “¡Ay, Montalbán,
Montalbán!/ que abrevas tu huerta en el río Martín,/ carámbanos sus
nidos colgarán/de tus cornisas en diciembre sin fin./ Dedos de roca de
encanecido cabello,/ en Valdemiguel catedrales alambicas,/ a lomos de tu
muela, blanco caballo,/ devuélvenos al
bandolero, "Greñicas"./ Meseta del lobo
estepario,/ cueva para los ojos prohibido,/ desahuciada del tiempo
funcionario/a las órdenes del Ministerio del Olvido./ En tu morrón royo,
arneses,/ mirador de tu valiente osadía,/ retoma tu gesta, más que les
pese,/ que quiero ser de tu cofradía./ Cabalga Quijote de tendida mano/ de
nuevo por la Sierra de Montalbán,/ que hay mucho gigante insano,/ que
el cacique se come nuestro pan./ Infúndeme de lo que te sobra,
hermano,/ ¡qué solo y cansado te sentiste aquel día!/ Cuando
perseguido por tus paisanos/te fuiste, dejando atrás, lo que más querías./”
CON
EL CAMPING DE PINETA EN EL CORAZÓN
El cierre de la zona de acampada libre que hubo frente al parador Nacional de Pineta, dejó a mucha gente acongojada. Esta es la historia de uno de ellos: "Pineta, me hiciste polvo el retiro, / yo que pensaba morir bajo tu techo,/ tú que me dabas vida, yo que por ti respiro,/ yo que anhelaba acostarme en tu lecho./ Los veranos sin ti no son fáciles,/ qué triste hoy me siento/ al recordar los días felices/ que en tus praderas fueron cientos./ Nos salieron los dientes fijos/ mamando de tus verdes pechos,/ acunados con nanas del Cinca, mis hijos,/ crecieron alegres, fuertes y derechos./ Acechando terribles luciérnagas en la noche,/ ¡Uh! Se emboscan intrépidos cazadores.../ Añisclo, Marboré, Los Astazu, ¡qué derroche!/ Se olvidaban del año, los sinsabores./ Recordaré tu fauna y tu flora con respeto, / los amigos que para mí cuentan, las sobremesas, los parapetos; / los truenos, que el eco del valle aumenta. / Todos morimos un poco contigo/ al saber de tu fallecimiento, / la desidia fue en tu entierro el testigo/ de lo que hoy tanto lamento. / 30 años veraneando se dicen pronto sin prisa, / camping de Pineta, de mí te quedas dentro; / bar de la Encarna, las juergas, los juegos, las risas…/ Todo el campamento sigue hoy detrás de tu féretro. / Sepa usted Sr. Alcalde,/ que tanto a Bielsa como a nosotros, / nos podó la vida el Ayuntamiento de balde, / recuérdelo, cuando se quede sin votos. /Porque, de qué vale un pueblo sin gente,/ a quién aprovecha si el comercio se viene abajo,/ si del paisaje estamos ausentes,/ ¿quién le dará a usted trabajo?..."
El cierre de la zona de acampada libre que hubo frente al parador Nacional de Pineta, dejó a mucha gente acongojada. Esta es la historia de uno de ellos: "Pineta, me hiciste polvo el retiro, / yo que pensaba morir bajo tu techo,/ tú que me dabas vida, yo que por ti respiro,/ yo que anhelaba acostarme en tu lecho./ Los veranos sin ti no son fáciles,/ qué triste hoy me siento/ al recordar los días felices/ que en tus praderas fueron cientos./ Nos salieron los dientes fijos/ mamando de tus verdes pechos,/ acunados con nanas del Cinca, mis hijos,/ crecieron alegres, fuertes y derechos./ Acechando terribles luciérnagas en la noche,/ ¡Uh! Se emboscan intrépidos cazadores.../ Añisclo, Marboré, Los Astazu, ¡qué derroche!/ Se olvidaban del año, los sinsabores./ Recordaré tu fauna y tu flora con respeto, / los amigos que para mí cuentan, las sobremesas, los parapetos; / los truenos, que el eco del valle aumenta. / Todos morimos un poco contigo/ al saber de tu fallecimiento, / la desidia fue en tu entierro el testigo/ de lo que hoy tanto lamento. / 30 años veraneando se dicen pronto sin prisa, / camping de Pineta, de mí te quedas dentro; / bar de la Encarna, las juergas, los juegos, las risas…/ Todo el campamento sigue hoy detrás de tu féretro. / Sepa usted Sr. Alcalde,/ que tanto a Bielsa como a nosotros, / nos podó la vida el Ayuntamiento de balde, / recuérdelo, cuando se quede sin votos. /Porque, de qué vale un pueblo sin gente,/ a quién aprovecha si el comercio se viene abajo,/ si del paisaje estamos ausentes,/ ¿quién le dará a usted trabajo?..."
HOMENAJE A MI QUERIDO CLIENTE LUIS RODRÍGUEZ VILLAR
Zaragoza 9 de enero del 2013. Un agente de la Policía Nacional se lanzó ayer por la tarde al Ebro, a la altura del Balcón de San Lázaro, para intentar rescatar a un hombre al que acababan de ver precipitarse al cauce del río. El policía logró sacar con vida a L. R. V. de 71 años, natural de Jaca y con domicilio en Zaragoza. Sin embargo, su estado empeoró y pese a las maniobras de reanimación que le practicaron durante más de media hora, tanto este funcionario como un equipo sanitario, el anciano falleció. Querido Luis: Ya hace más de 2 años que te fuiste, pero aún te recuerdo con cariño. Recuerdo que siempre que pasabas por mi puerta, me saludabas alegremente. Decías que yo era tu paisano porque, como tú, también me apellido Rodríguez. Recuerdo que todos los años, por Navidad, solías traerme calendarios. ¿Te acuerdas de Avelino? Aquel amigo tuyo que tenía esclerosis múltiple y vivía en un segundo piso sin ascensor. Aquel que me dijiste que fuera a cortarle el pelo, pero que no le cobrase mucho, pues su pensión no le alcanzaba para llegar al final de mes. Se fue con su mujer a Valencia hace más de un año para vivir cerca de su hija. Ya sabes lo unidos que estaban. La verdad Luis es que, cuando me dijeron lo sucedido, sentí como si me faltara el aire. La gente del barrio de San José lo sintió mucho. Por un tiempo, en la calle solo se hablaba de ti, de tus cosas y de tu forma de hacerte querer... En un pequeño recuadro del periódico salió la noticia, aún la guardo. Querido Luis, no me dio tiempo a despedirme de ti y por eso te escribo esta carta aunque, no sé a qué dirección enviarla. Ya me perdonarás. Pero, por si te llega, quiero darte las gracias por todo. Un fuerte abrazo. Venancio.
Zaragoza 9 de enero del 2013. Un agente de la Policía Nacional se lanzó ayer por la tarde al Ebro, a la altura del Balcón de San Lázaro, para intentar rescatar a un hombre al que acababan de ver precipitarse al cauce del río. El policía logró sacar con vida a L. R. V. de 71 años, natural de Jaca y con domicilio en Zaragoza. Sin embargo, su estado empeoró y pese a las maniobras de reanimación que le practicaron durante más de media hora, tanto este funcionario como un equipo sanitario, el anciano falleció. Querido Luis: Ya hace más de 2 años que te fuiste, pero aún te recuerdo con cariño. Recuerdo que siempre que pasabas por mi puerta, me saludabas alegremente. Decías que yo era tu paisano porque, como tú, también me apellido Rodríguez. Recuerdo que todos los años, por Navidad, solías traerme calendarios. ¿Te acuerdas de Avelino? Aquel amigo tuyo que tenía esclerosis múltiple y vivía en un segundo piso sin ascensor. Aquel que me dijiste que fuera a cortarle el pelo, pero que no le cobrase mucho, pues su pensión no le alcanzaba para llegar al final de mes. Se fue con su mujer a Valencia hace más de un año para vivir cerca de su hija. Ya sabes lo unidos que estaban. La verdad Luis es que, cuando me dijeron lo sucedido, sentí como si me faltara el aire. La gente del barrio de San José lo sintió mucho. Por un tiempo, en la calle solo se hablaba de ti, de tus cosas y de tu forma de hacerte querer... En un pequeño recuadro del periódico salió la noticia, aún la guardo. Querido Luis, no me dio tiempo a despedirme de ti y por eso te escribo esta carta aunque, no sé a qué dirección enviarla. Ya me perdonarás. Pero, por si te llega, quiero darte las gracias por todo. Un fuerte abrazo. Venancio.
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