LO BELLO LO TENEMOS AQUÍ
No quiero dejar pasar ni un
minuto más sin contarle al mundo cuánto te amo. No quiero que pasen los días
sin airear lo que siento yo por ti. Por ti yo siento algo muy grande, que no se
puede decir. Hoy he estado retozando entre tus palabras contigo y tú conmigo.
Hemos disfrutado el uno del otro como es habitual siempre que acudo a ti. Tú te
portas bien conmigo, sabes lo que me gusta y me lo haces sentir. Yo hago lo que
puedo, no te creas, por eso siempre vuelvo. Me gustaría tenerte
dentro, para llevarte plegado a mí. Hoy he paseado por entre tus grietas. Tus
montículos, ¡ay! He sido feliz. Sé que a todo el mundo se lo haces pasar bien,
pero sabes que no soy celoso. Yo te puedo compartir. Es más, quiero que todo el
mundo lo sepa, para que te puedan conocer cómo yo te conozco. Me gustaría que
todo el mundo supiera lo bello que eres, la generosidad de tus curvas, tu plaza
porticada, tu enhiesto castillo, el dulce sabor de tus fluidos, el sensual
atractivo de tu relieve, tus puentes... ¡Ay! No hay palabras para describirte,
Alquézar. No me importa que todo el mundo sepa; lo que tú que eres para mí.
RECITAL DE OBSTÁCULOS
En el quiosco que hay en la plaza de
"ME GUSTA EQUIVOCARME"
Siempre he creído en
el egoísmo del ser humano. Siempre he creído en la rara capacidad que
tiene el hombre para superarse a sí mismo haciendo el mal. Pero, en
algunas ocasiones, me complace ver que me equivoco.
El día 24 de Julio, como todos los días, compré el Heraldo. Entré en el bar que hay frente a mi trabajo, como todos los días. Serían alrededor de las 9 de la mañana. Pedí, como todos los días, un café con leche y empecé a leer el diario: Corrupción, corrupción y más corrupción. Crisis, crisis y más crisis. Malversación de caudales públicos, violencia de género, asesinatos, etc. etc., en fin, lo "normal". Decía mi madre que lo peor de las guerras, no era la propia guerra en sí misma, sino acostumbrarse a ellas. Creo que es esto es lo que me está pasando, me estoy acostumbrando a desayunar con este tipo de noticias y el día que no las encuentre, me dará algo...
Me acabé de tomar el café con leche, cerré el periódico después de meterme en el cuerpo mi dosis diaria de realidad y me fui a trabajar. Por la noche, a eso de las 21 horas, encendí la televisión y vi las terribles imágenes del tren de Santiago de Compostela. Hierros retorcidos, vagones volcados, cuerpos desparramados sobre las vías, gente corriendo, sangrando, llorando, gritando... Pero también vi a un montón de gente colaborando en el rescate de las personas atrapadas en el tren. Al día siguiente, oí decir a la presentadora del telediario, que de momento, ya no hacía falta más donaciones de sangre. Que se habían superado con creces las necesidades de transfusiones que se habían presentado... Entonces sonreí y me dije: ¡qué alegría! A veces, me gusta equivocarme. En las desgracias todavía nos unimos, y sentí la alegría de pensar que aún se puede creer en el ser humano para bien, que no todo está perdido... Vaya para todas las familias que han perdido a un ser querido, mi más sentido pésame. Y también, quería darles las gracias a todos aquellos que han colaborado en las labores de salvamento de la victimas...
El día 24 de Julio, como todos los días, compré el Heraldo. Entré en el bar que hay frente a mi trabajo, como todos los días. Serían alrededor de las 9 de la mañana. Pedí, como todos los días, un café con leche y empecé a leer el diario: Corrupción, corrupción y más corrupción. Crisis, crisis y más crisis. Malversación de caudales públicos, violencia de género, asesinatos, etc. etc., en fin, lo "normal". Decía mi madre que lo peor de las guerras, no era la propia guerra en sí misma, sino acostumbrarse a ellas. Creo que es esto es lo que me está pasando, me estoy acostumbrando a desayunar con este tipo de noticias y el día que no las encuentre, me dará algo...
Me acabé de tomar el café con leche, cerré el periódico después de meterme en el cuerpo mi dosis diaria de realidad y me fui a trabajar. Por la noche, a eso de las 21 horas, encendí la televisión y vi las terribles imágenes del tren de Santiago de Compostela. Hierros retorcidos, vagones volcados, cuerpos desparramados sobre las vías, gente corriendo, sangrando, llorando, gritando... Pero también vi a un montón de gente colaborando en el rescate de las personas atrapadas en el tren. Al día siguiente, oí decir a la presentadora del telediario, que de momento, ya no hacía falta más donaciones de sangre. Que se habían superado con creces las necesidades de transfusiones que se habían presentado... Entonces sonreí y me dije: ¡qué alegría! A veces, me gusta equivocarme. En las desgracias todavía nos unimos, y sentí la alegría de pensar que aún se puede creer en el ser humano para bien, que no todo está perdido... Vaya para todas las familias que han perdido a un ser querido, mi más sentido pésame. Y también, quería darles las gracias a todos aquellos que han colaborado en las labores de salvamento de la victimas...
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QUERIDA
MAFALDA
Querida
Mafalda:
Hace años que no te leo, pero quiero que sepas que te llevo en el corazón. Son muchos los ratos que pasé contigo, muchas las enseñanzas que recibí por tu parte. No tengo palabras para expresarte mi admiración y agradecimiento por todo lo que aprendí. Gracias, muchas gracias y quiero que trasmitas también mi agradecimiento a Guille, Manolito, Felipe, Libertad y al resto de la pandilla.
Te podría contar cantidad de recuerdos que guardo con mucho cariño de todos vosotros. Pero hay uno que siempre me hace sonreír: se trata de aquella anécdota en la que uno de vosotros se tira un pedo y éste es acusado por todos los demás. El culpable declina la responsabilidad culpabilizando al inmediato inferior y éste al siguiente y éste al siguiente hasta llegar a Gille, ¿te acuerdas? ¡Qué bueno! Te preguntarás: “¿y por qué este recuerdo y no otro?” Pues te diré que por la sencilla razón de que me parece una forma muy graciosa y bien traída de lo que pasa en realidad. Es más, creo que tú ya lo sabías y nos estabas avisando con tu particular forma de decir las cosas, ¿verdad?
Mira Mafalda, pasa que hace unos años, en Santiago de Compostela hubo un grave descarrilamiento de tren en el que murieron 78 personas y otras tantas quedaron heridas. Todavía se tienen que depurar responsabilidades, como se suele decir ahora; pero, quieres creer que el primero en ser señalado como responsable, es el más pequeño, el maquinista. No sé, creo que en tus tiempos estaban mejor las cosas, la culpa iba saltando de arriba abajo. Hoy no, hoy directamente al pequeño, ¡jo! El mundo está cambiando Mafalda, aunque, bien es verdad que el resultado es el mismo. En fin, Hoy cuando los de arriba tienen flatulencias no pasa nada, se van de rositas, y los de abajo tienen que enseñar las manos así, directamente... ¿Qué te parece?
Bueno, no quiero entristecerte con mis con conjeturas, Mafalda, pero si pudieras darme tu sabia opinión sobre esto que te comento, te estaría muy agradecido. Solo me resta decirte que echo de menos tu compromiso y valentía a la hora de explicarnos la vida... Siempre tuyo, Bruce Lee.
Hace años que no te leo, pero quiero que sepas que te llevo en el corazón. Son muchos los ratos que pasé contigo, muchas las enseñanzas que recibí por tu parte. No tengo palabras para expresarte mi admiración y agradecimiento por todo lo que aprendí. Gracias, muchas gracias y quiero que trasmitas también mi agradecimiento a Guille, Manolito, Felipe, Libertad y al resto de la pandilla.
Te podría contar cantidad de recuerdos que guardo con mucho cariño de todos vosotros. Pero hay uno que siempre me hace sonreír: se trata de aquella anécdota en la que uno de vosotros se tira un pedo y éste es acusado por todos los demás. El culpable declina la responsabilidad culpabilizando al inmediato inferior y éste al siguiente y éste al siguiente hasta llegar a Gille, ¿te acuerdas? ¡Qué bueno! Te preguntarás: “¿y por qué este recuerdo y no otro?” Pues te diré que por la sencilla razón de que me parece una forma muy graciosa y bien traída de lo que pasa en realidad. Es más, creo que tú ya lo sabías y nos estabas avisando con tu particular forma de decir las cosas, ¿verdad?
Mira Mafalda, pasa que hace unos años, en Santiago de Compostela hubo un grave descarrilamiento de tren en el que murieron 78 personas y otras tantas quedaron heridas. Todavía se tienen que depurar responsabilidades, como se suele decir ahora; pero, quieres creer que el primero en ser señalado como responsable, es el más pequeño, el maquinista. No sé, creo que en tus tiempos estaban mejor las cosas, la culpa iba saltando de arriba abajo. Hoy no, hoy directamente al pequeño, ¡jo! El mundo está cambiando Mafalda, aunque, bien es verdad que el resultado es el mismo. En fin, Hoy cuando los de arriba tienen flatulencias no pasa nada, se van de rositas, y los de abajo tienen que enseñar las manos así, directamente... ¿Qué te parece?
Bueno, no quiero entristecerte con mis con conjeturas, Mafalda, pero si pudieras darme tu sabia opinión sobre esto que te comento, te estaría muy agradecido. Solo me resta decirte que echo de menos tu compromiso y valentía a la hora de explicarnos la vida... Siempre tuyo, Bruce Lee.
EL "ESBARIZACULOS" DE MI
COLEGIO
Cuando era pequeño, todo lo
veía grande. Recuerdo que había en mi colegio eso que llaman por aquí un
"esbarizaculos" o tobogán, que me parecía enorme, me daba miedo
subirme a él. Recuerdo que alguna vez lo intenté, pero al mirar hacia abajo, me
daba vértigo. De modo que no me deslicé por su rampa demasiadas veces. A los
siete años nos fuimos a vivir a la Costa Brava. No sé exactamente cuánto tiempo
pasó, pero seguro que fueron al menos unos diez o
doce años. Un domingo fuimos a comer a mi pueblo. Después de lo cual, dimos un
paseo. Por casualidad pasamos cerca de mi antiguo colegio. Y sentí curiosidad
por volver a ver a aquel tobogán tan gigante. Subí las escaleras que tantas
veces había subido de pequeño y, al llegar al sitio donde se suponía que tenía
que estar aquel monstruo. Para mi sorpresa, comprobé que era un tobogán tamaño
infantil de cinco peldaños. No había dudas de que era el mismo. El color, la
posición, la chapa, en fin, todo era igual como yo lo recordaba. Aquel detalle
se me quedó grabado en la mente, aunque, en aquel momento no sabía muy bien por
qué motivo. Pero el tiempo me lo ha ido descubriendo siempre que veo los
problemas muy grandes. Pasa que, pasados unos años, cuando volvemos a aquellos
antiguos monstruos que nos amargaron la vida tiempo atrás, comprobamos que en
realidad eran "esbarizaculos" de cinco peldaños. Y te ríes de tu
miedo y piensas: ¡qué inocente que era! Ahora, aunque he crecido, todavía me
quedan vértigos que superar. Y esto me hace pensar que quizá siga viviendo
aquel niño en mi interior. Pero en el fondo sé, que cuando me enfrente al
último problema, me reiré de todos los que tenía el día anterior. Y en ese
momento sé que solo me quedará un solo vértigo, el deslizarme por el tobogán
desde aquí arriba a allá abajo, ¿o es al revés? Tal vez cuando llegue a la arena,
me ría de mi candidez.
LA ALEGRÍA ES LA MEJOR FORMA DE CORRESPONDER
Hoy me he levantado
temprano para ir a trabajar y, al salir a la calle, me he llevado una
sorpresa... La noche anterior me había acostado cansado, triste
apesadumbrado... Había tenido un día muy complicado. Pero al llegar la mañana,
me he dado cuenta de que no hay razón para el desánimo. Al salir de mi casa, me
percaté de que alguien se había preocupado de poner las calles en su sitio. Y
me he alegré mucho por ello. Observé que estaban
muy bien dispuestas, cada una en su sitio, todo en su lugar con mucho detalle.
En fin, todo un regalo para los sentidos. También me di cuenta de que alguien
había puesto una espesa niebla frente a mi casa, como aquel que le quiere dar a
todo una halo de misterio. El misterio propio que rodea a la noche en la que
vienen los Reyes Magos, ¡qué bien!, -me dije-. Después, comencé a caminar y
quedé gratamente maravillado al observar que alguien se había preocupado de
volver a plantar los mismos árboles de ayer. Y me dije: "Soy tonto. Tengo
el inmenso privilegio de vivir, de estar sano, de poder ver a estas chicas tan
bonitas que se cruzan en mi camino. De ver estos árboles tan bonitos. De vivir
en España. De recibir tantos presentes como me hace la vida cada día. Tantos
detalles que tiene ella conmigo y yo, yo le devuelvo ingratitud, desconfianza,
miedos ¡tengo que cambiar!, me dije y pensé: "La alegría es la mejor forma
de corresponder a tanto regalo". Y me puse a escribir...
LA HISTORIA
INTERMINABLE: HUMILDAD Y SOBERBIA
Dice la
filosofía china que la historia de la humanidad se divide en dos sentimientos:
uno es el de la humildad y el otro, el de la soberbia. En tiempos de paz, la
economía de los países se va incrementando y el de sus habitantes también. Poco
a poco la gente va adquiriendo cierto nivel económico. Sus pertenencias van
aumentando. Y con ello, van subiendo en la escala social. Todo esto unido va
repercutiendo en la autoestima de los ciudadanos del país. Hasta que llega un
punto en que se hace insoportable, llegando la soberbia. Tanto la soberbia como
la vanidad son peligrosas en sí mismas porque, éstas nos sacan de nuestra
propia realidad. Nos hace sentir que somos más altos de lo que medimos. Es
entonces cuando ocurren las guerras. Y una vez pasan, viene la señora humildad
para ponernos otra vez en nuestro sitio. Y así sucesivamente. Repasando la
historia de las civilizaciones extinguidas, me doy cuenta de que no andaban muy
descaminados los chinos a pesar de que esto lo dijeron hace siglos. Y es que no
aprendemos. La crisis en la que estamos sumergidos nos resulta incómoda porque
nos hace sentir pequeños. Venir a menos es caer desde las alturas y eso duele.
Antes nadie quería ser milieuristas, ni quería trabajos duros. Esas
labores y esos sueldos se los dejábamos a los extranjeros, y en muchos casos,
abusando de la precariedad en la que venían al principio. Ahora, quien los
pudiera encontrar. Ahora nos quejamos de que nos quitan el trabajo los
emigrantes, no es justo. Gracias a Dios, no pasó la guerra por España pero,
teniendo en cuenta de que hemos pasado de la opulenta soberbia a la mansa
humildad. Doy gracias a Dios por la crisis, a pesar de que a mí también me está
afectando
CAMINANTE, EL CAMINO ESTÁ DENTRO DE TI
Dicen que el hábito no hace
al monje, más yo disiento de este refrán. Y ahora diré el porqué: "Tengo
amigos y conocidos que han hecho el camino de Santiago y todos me dicen lo
mismo de él. Todos están encantados del espíritu que se respira en los
albergues. Todos hablan maravillas de la gente que se van encontrando en el
camino. Todo es camaradería. Todo son atenciones. Todo son detalles. El amor se
siente por doquiera que vas. Luego, cuando llegas a
casa, vuelves a la rutina. Las mismas caras, los mismos problemas, los hijos,
la lucha, el trabajo, los compañeros, las tensiones, los enfrentamientos, el
miedo, los apuros económicos... El mal humor vuelve a ocupar su sitio. Ese
llegar a casa es como quitarse el hábito de caminante que lleva impreso en la
frente la persona que va a Santiago caminando, y con él, el espíritu
"güai". Yo aconsejaría que no se quitasen el traje. Bien es verdad
que de vez en cuando habría que lavarlo. Entonces, el traje debe de ser
interior. Un traje todo terreno bastará. Con botas de montañero... La vida es
un estar yendo a Santiago eternamente. Pero no físicamente, sino, conseguir que
el espíritu del caminante que va a Santiago, presida cada segundo de la vida
del ser humano. Ese es el verdadero camino, ese es el verdadero atuendo.
LA VERDAD CAMINA DE LA MANO DE LA
ALEGRÍA
¿Dónde está la verdad? Hoy
pensamos que trocear a los bandoleros y colgar sus restos por los caminos es
una barbaridad. Pero en la Edad Media, en España se hacía eso. También creemos
que la esclavitud es una atrocidad. Pero en el pasado, tanto la ley como la
opinión pública veían con buenos ojos esta práctica... Y así podría seguir
enumerando cientos de costumbres que en la antigüedad eran habituales, y sin
embargo, ahora las consideramos aberrantes. También
sabemos que: Sócrates, Juana de Arco, Miguel Servet, Jesús y otros, fueron
injustamente asesinados legalmente con la bendición de la opinión pública de su
época. Con estos ejemplos quiero demostrar que la verdad y la cantidad no
tienen relación. Y que a veces, decir la verdad le puede costar la vida a la
persona que osa pronunciar su nombre en público. Hay miles de opiniones, pero
la verdad solo es una. Lo que no sabemos es quien la tiene. Tampoco sabemos si
alguien la pronunció. Yo tengo mi opinión y no sé si estaré en lo cierto. En el
asunto de "Charlie Hebdo", no estoy ni con unos ni con otros. Dios no
quiere la muerte del pecador, sino la del pecado. Pero ridiculizar en público
la fe del otro, me parece que es pasarse. No he comprado ni compraré jamás esta
revista. Lamento profundamente la muerte de estas personas, tanto las de un
bando como las del otro. La libertad tiene que ir unida a la responsabilidad.
Por favor, ¿podemos convivir sin hacernos daño? La verdad camina de la mano de
la alegría, y esto, está muy lejos de serlo.
¿SE LLEVA EL VIENTO LAS OFENSAS?
Muchos
opinan que para sobrevivir en este mundo competitivo es necesario mentir, decir
medias verdades, romper contratos y dejar esperando a las personas. No le dan
mucha importancia a cumplir su palabra, total desde que inventaron las excusas,
todo el mundo queda bien. Sin embargo, los que razonan así tienen una forma de
pensar un tanto limitada. A largo plazo estos hábitos te hacen ganar la
reputación de ser una persona irresponsable, insensible, y tramposa. Y la
verdad es que eso no te ayudará en ningún ámbito de tu vida, sea profesional,
familiar, o social. Muy pocas veces las palabras han valido menos que hoy.
Se trata de una paradoja, puesto que cuanto más hablamos y escuchamos hablar
menos parece valer lo que decimos. En nuestro tiempo, el lenguaje no solo se
utiliza para ocultar la realidad, sino que nadie se hace responsable de lo que
dice, por lo que ha dejado de extrañarnos que alguien pueda afirmar hoy justo
lo contrario de lo que opinaba unos días atrás...Y es en la política y en los
medios de comunicación donde estos vicios han adquirido un descaro mayor. Hay
muchos refranes que así lo certifican, tales como: "Tus hechos hablan tan
alto, que no se pueden escuchar tus palabras", "Las palabras se las
lleva el viento", "El poco hablar es oro, y el mucho lodo", etc. No
obstante, me pregunto: "Si tan poco valor tienen las palabras, dependiendo
quién las pronuncie y el momento, ¿por qué nos cuesta tanto pedir perdón,
perdonar y olvidar las ofensas?
LA
INOCENCIA DE LOS SABIOS
Según el diccionario, inocencia quiere decir: "Libre de
culpa. Que carece de malicia y es fácil de engañar. Históricamente, dicho de
niño que no ha llegado a la edad de 2 años." Si esto es así, ¿cómo es
posible que la Biblia diga que si no nos hacemos inocentes como niños, no
entraremos en el reino de los cielos? Según creo, hay dos tipos de inocencia:
la de los niños y la que va de la mano de la sabiduría. Esta última es parecida
a la de los niños, pero con la gran diferencia de que es la consecuencia de un
trabajo, de una búsqueda. Decía Sócrates que solo se puede ver aquello que se
reconoce, lo que ya está en nosotros. Ser inocentes a nuestra edad no significa
cerrar los ojos, quiere decir comprender. Jesús dijo en la cruz:"Padre,
perdónalos porque no saben lo que hacen". Él comprendía que el mal que le
hacían provenía de no saber la verdad. Por eso no los juzgó ni los condenó.
Según creo, acabar la vida siendo sabio, es el más alto de los logros, la
culminación del mayor de los proyectos humanos.
EL
QUE PAGA NO MANDA, BARRE
Si
algún día, por esos avatares, llegas a pensar que por el insignificante
hecho de pagar en ciertos lugares, tienes el derecho de exigir; más vale que
pagues sin mentir. Con el tiempo comprobarás que el vil metal sin decoro,
solo da derecho a limpiar en cualquier foro la basura que otros dejaron bajo tu
techo. Esa es la única actividad, hermano, a la que nadie se opondría si
quisieras darle una mano. Pues en todas las demás actividades, si las quieres a
cabo llevar, tendrás que caer en gracia al gallito del lugar. Por eso no te
ofendas "güey" si te digo, que para no precipitarse en la desgracia,
más vale caer en gracia a un conocido influyente, que ser un
universitario competente, o pagar una cuota mensual en cualquier
Asociación o Sindicato. De modo que si quieres en la vida triunfar, más vale
que sin recato aprendas las normas del juego y vayas aprendiendo a encender ese
fuego. Pues a la oportunidad la pintan calva y son pocos los que se
salvan. Aunque en público digan unos que son de izquierdas, otros de derechas,
algunos verdes y otros liberales. En lo privado todos son iguales. Ya lo dijo
muy bien Machado: "No hay que confundir valor y precio", Eso mi
"guate", eso solo lo hacen los necios.
LA
EDUCACIÓN
Salí
del autobús y miré hacia atrás por si acaso me perseguían. Ellos salieron
detrás de mí pero, una vez en la acera, se fueron en el sentido contrario.
Entonces soplé aliviado y recordé lo ocurrido: " Subí al autobús número 24
a las 22:30 en la parada que tiene cerca de la Avd. Valencia, (esto ocurrió el
sábado pasado). Me senté en la parte trasera del mismo. A mi lado derecho había
una pareja cuyos pies los tenían colocados encima del asiento que había frente
a ellos. Por su aspecto, juraría que tenían entre 23 y 25 años. A la siguiente
parada, una mujer se sentó donde ellos tenían depositados sus zapatos. Dos
paradas más allá, la señora se fue y la pareja volvieron a poner sus
extremidades inferiores encima del asiento. Les dije: "Perdonar, ese no es
lugar para los pies. La gente se sienta y se mancha, por favor". Los dos
los bajaron sin rechistar. Unos señores que estaban sentados detrás de éstos me
miraron afirmando con la cabeza. Uno de ellos se acercó a mí y por lo bajo, me
dijo: "No merece la pena". Lo miré sin decir nada. Bajé la cabeza,
continué leyendo mi libro y cuando llegó mi parada, me apeé del autobús”
TURISMO RURAL Y EL
PATRIMONIO NATURAL
Ahora
que la experiencia todavía está caliente en mi recuerdo, hablaré de lo que he
vivido. Hay pocas cosas en la vida tan placenteras. Hay pocas cosas en el mundo
tan de verdad. Hoy hemos estado otra vez con ella: saboreando sus estrechos
pasadizos, penetrando en sus oscuros túneles, cimbreándonos en sus curvas
colgantes. Y la gozamos con sus vistas y fue nuestra porque ella así lo quiso.
Y fuimos felices bajando por sus escalas y el vértigo nos visitó, pero no pudo
con nosotros. Y el sol se bañaba en sus ojos y sus montañas se hacían bucles
mirándose en sus cristalinas aguas. Hoy hemos pasado el día en un lugar
increíble de infinita belleza. Hoy hemos recorrido el congosto de Mont-rebei
hasta Montfalcó, ¡qué maravilla! El sendero está estupendamente equipado para
ofrecer al caminante una completa seguridad. Existe la posibilidad de dar un
paseo de cuatro horas en piragua por el Noguera Ribagorzana en grupos
organizados. Multitud de gente se cruzaba con nosotros en el sendero. Mientras
caminaba iba pensando que, de forma sostenible, aquello se podía trasladar a
muchos parajes de Aragón para activar la economía de nuestros pueblos. Pues
poseemos un patrimonio natural de una indiscutible belleza.
¿FAVORECE
A LA OBRA LITERARIA CONOCER A SU AUTOR?
En
una presentación de un libro, le pregunté al escritor: "Para comprender
mejor una novela, ¿no sería conveniente conocer al autor de la obra?". Él
me dijo que no, porque hay poca gente que aguante una mirada de cerca. Aunque
en aquel momento no lo comprendí, después de vivir lo que a continuación voy a
relatar, entendí mejor el significado de aquellas palabras: "Una amiga me invitó
a una tertulia poética en el pub Van Gogh. Yo no tenía ni idea de poesía.
Empecé a escribir con ilusión en aquel momento y la gente de la tertulia se
burlaba de mí. Yo les expresé mi enfado por el trato recibido en más de una
ocasión, pero no me hacían caso. De manera que empecé a escribir poesías
pornográficas con palabras soeces, irónicas, cínicas y cómicas. Esto no
les gustó porque entonces, el que se reía era yo. Un día, uno de ellos, harto
de mis excesos, dijo: "¡O se va Venancio o me voy yo!". Yo aduje que
mejor que se fuera él... Pero como él era un escritor consagrado, la tertulia
decidió expulsarme a mí. Tengo que decir que, este trato a los nuevos es
habitual, porque lo hacían con todos los que llegaban allí sin mucho
conocimiento del tema. Eso sí, cuando alguno de ellos publicaba un libro, te
venía muy solícito y cordial para que le compraras uno. Después de esta
desagradable experiencia, comprendí que lo mejor para una obra es desconocer a
su autor. Porque, aunque la obra sea buena; si se sabe que el autor es mala
persona, esto influye a la hora de comprar el libro o no.
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